lunes, 30 de enero de 2012

Aquí os dejo un poema del gran Pablo Neruda recitado por el maestro Sabina. Nos habla de la mala relación del poeta chileno con los críticos literarios y periodísticos de la época. Espero que os guste.


Yo escribí cinco versos:
uno verde,
otro era un pan redondo,
el tercero una casa levantándose,
el cuarto era un anillo,
el quinto verso era
corto como un relámpago
y al escribirlo
me dejó en la razón su quemadura.

Y bien, los hombres,
las mujeres,
vinieron y tomaron
la sencilla materia,
brizna, viento, fulgor, barro, madera
y con tan poca cosa
construyeron paredes, pisos, sueños.
En una línea de mi poesía
secaron ropa al viento.
Comieron
mis palabras,
las guardaron
junto a la cabecera,
vivieron con un verso,
con la luz que salió de mi costado.
Entonces
llegó un crítico mudo
y otro lleno de lenguas,
y otros, otros llegaron
ciegos o llenos de ojos,
elegantes algunos
como claveles con zapatos rojos,
otros estrictamente
vestidos de cadáveres,
algunos partidarios
del rey y su elevada monarquía,
otros se habían
enredado en la frente
de Marx y pataleaban en su barba,
otros eran ingleses,
y entre todos
se lanzaron
con dientes y cuchillos,
con diccionarios y otras armas negras,
con citas respetables,
se lanzaron
a disputar mi pobre poesía
a las sencillas gentes
que la amaban:
y la hicieron embudos,
la enrollaron,
la sujetaron con cien alfileres,
la cubrieron con polvo de esqueleto,
la llenaron de tinta,
la escupieron con suave
benignidad de gatos,
la destinaron a envolver relojes,
la protegieron y la condenaron,
le arrimaron petróleo,
le dedicaron húmedos tratados,
la cocieron con leche,
le agregaron pequeñas piedrecitas,
fueron borrándole vocales,
fueron matándole
sílabas y suspiros,
la arrugaron e hicieron
un pequeño paquete
que destinaron cuidadosamente
a sus desvanes, a sus cementerios,
luego
se retiraron uno a uno
enfurecidos hasta la locura
porque no fue bastante
popular para ellos
o impregnados de dulce menosprecio
por mi ordinaria falta de tinieblas
se retiraron
todos
y entonces,
otra vez,
junto a mi poesía
volvieron a vivir
mujeres y hombres,
de nuevo hicieron fuego,
construyeron casas,
comieron pan,
se repartieron la luz
y en el amor unieron
relámpago y anillo.
Y ahora,
perdonadme, señores,
que interrumpa este cuento
que les estoy contando
y me vaya a vivir
para siempre
con la gente sencilla.

miércoles, 18 de enero de 2012

Buenas gente!! Bienvenidos a mi pequeño rincón de la palabra, la reflexión y la poesía. En este lugar compartiré retales y trozos de pensamientos que, de alguna manera, han influido en mí y pertenecen por lo tanto a mi forma de ver, pensar y sentir la vida. Textos propios, de otros autores, artículos, ensayos.
Lo más interesante de la vida, es el aprendizaje continuo y permanente de cada experiencia, de cada error, de cada persona y de cada momento, por eso, espero que APRENDAS con lo que, desde mi humilde posición, plasmaré en este muro de sueños. Y tampoco faltará la música, tan importante en mi vida!! Así que ponte cómod@ y bienvenido al "eco de mi sombra".

EL HOMBRE MASA

El hombre masa es el hombre cuya vida carece de sentido, de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye nada aunque sus posibilidades, sus poderes sean enormes.
Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo por razones especiales, sino que se siente "como todo el mundo" y, sin embargo, no se angustia, se siente bien al sentirse idéntico a los demás.
Existen dos clases de personas: las que se exigen mucho y acumulan sobre sí mismas dificultades y deberes y las que no se exigen nada especial, sino que para ellas vivir es ser en cada instante lo que ya son, sin esfuerzo de perfección sobre sí mismas.
La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado. Ese "todo el mundo" es la masa.
Por lo pronto, somos aquello que nuestro mundo nos invita a ser, y las facciones fundamentales de nuestra alma son impresas en ella por el perfil del contorno como por un molde. Vivir no es más que tratar con el mundo.(...)
Existir es resistir, hincar los talones en tierra para oponerse a la corriente. En una época como la nuestra de puras corrientes y abandonos es bueno tomar contacto con hombres que no se dejan llevar.
La historia es la realidad del hombre. No tiene otra. En ella se ha llegado a hacer tal y como es. Negar el pasado es absurdo e ilusorio, porque el pasado es "lo natural del hombre".(...)


                                   Extraído de "La rebelión de las masas" de Ortega y Gasset.