lunes, 12 de noviembre de 2012

EL VIAJE

                 (A mi madre)

A través de tus ojos puedo verte de niña.
Retrocedo tus pisadas y en tu rostro, ahora arrugado,
puedo sentir tus mejillas pálidas y frías.

A través de tus ojos contemplo el traqueteo de tus días.
Días marcados con tierra de esperanza y miedo.
Días en los que el campo y el trigo olían tus pies descalzos.

Atardeceres en la era. Semblantes cansados y viejos.
Jotas cantadas al aire y abuelas sentadas a la lumbre.
A través de tus ojos sostengo tus paisajes amarillos que, como pájaro que huye del incendio,
se empeña en elevar el vuelo a lugares perdidos y remotos.

Sabañones en tus manos y ventisqueros en el alma.
Escucho las voces de señores que escriben versos de amor con candiles y a escondidas.
Arrastro tus recuerdos a mi antojo para que no se duerman. Estrujo tus minutos de silencio esculpiendo palabras nunca dichas.

¿Qué queda de aquella niña con trenzas y rodillas sucias
que soñaba con paseos largos en brazos de bocas nuevas?
¡Cuéntame a qué huele la mies y las tardes de aquel invierno!

Mientras tus ojos me miren como sólo ellos saben,
continuaré mi viaje, compañera,
transformando mis escombros en candados abiertos
transportando los veranos de tu puerta a la mía en maletas desgastadas.

Mientras tus ojos me miren como sólo ellos saben,
regresaré a tu infancia de la que nunca saliste,
al lugar donde habitan mis musas
al país donde nacen mis recuerdos.