Las mañanas con las que me levanto llevan colgadas de su brazo
noches de sueños encadenados y promesas incumplidas.
Y algunas tardes, si me paro a pensar, se parecen a aquellas mañanas amarillas
en las que mi cuerpo dormido descansa entre sábanas azules y curadas de espanto.
Maldito pintor que retrata mi tiempo
olvidando los colores de un domingo.
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