jueves, 3 de mayo de 2012

Si digo Dire Straits...

Si digo Dire Straits digo Griegos, niñez y sueños.
No recuerdo exactamente, ni tampoco con constancia la primera vez que los escuché, pero tengo un recuerdo imborrable: probablemente sería el año 91 o así y yo tendría 9 ó 10 años. Sé el año, porque en los famosos "play-backs" de las fiestas del verano anterior, mi hermano salió al escenario con el tema "money for nothing" guitarra en mano (que por cierto era mas grande que él y casi ni se le veía) y con la ilusión que generaban los play-backs, nos aprendíamos todas las canciones que salían ese año, además de estar en los ensayos todas las tardes de verano. Así que seguramente ese sería mi primer descubrimiento de la banda.

Desde entonces, en mi niñez y adolescencia, siempre que he escuchado una canción de Dire Straist ha sido en Griegos o simplemente, me ha transportado mentalmente allí.
A lo que iba: era verano y subíamos al pueblo mis padres, mis hermanos y yo con nuestro adorado y fiel "butanito" (uséase Seat 131 naranja). Iríamos a pasar dos meses, y mis padres seguramente volverían a los pocos días a Teruel por motivos de trabajo, cómo siempre!





 Recuerdo perfectamente el momento de subir por las balsas, llegando a la Dehesa (entonces íbamos siempre por el Villar), y bajar la ventanilla, sentir el aire fresco de las montañas, el olor a los pinares, y a la gente, y a los amigos, y a las casas, y a la música; y cantar Dire Straits a grito pelao!! Y estar muy nerviosa por todo lo bueno que iba a acontecerse en las próximas semanas.
Recuerdo que pedía en mi interior que me diera tiempo a escuchar entera  la canción antes de bajar del coche. No sé bien el tema exacto, pero sí sé que sería cualquiera del album "On every street" las cuales nos sabíamos de memoria y que ese año le habían traído el cassette a mi hermano los reyes. Así que con la letra en mano cantábamos amenizando el viaje, y de paso, dábamos un concierto improvisado a nuestros padres, que por el retrovisor miraban de reojo y se partían de risa.


Pero, quizá la canción que voy a poner a continuación sea la que más me recuerde a aquellos días de eterna felicidad. Días en los que todo era nuevo, en los que se mezclaba la ilusión, con los sueños, con los primeros amores y con el sentimiento inquebrantable de la amistad verdadera.

Después la banda, siempre nos acompañaría en nuestros viajes a Alcañiz o Zaragoza, hasta hoy que todavía me acompañan cuando un pedacito de la niña que fui, se adentra en los pinares de mi pueblo.



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