lunes, 23 de diciembre de 2013

La Mala Costumbre

                            A Alberto Villén

Tu corazón palmea por soleares
y amasa la sangre de siete vidas.
Tu corazón  como el de un gato
colgado y asustado a un jersey de lana.
Que bastardo y que traidor es el dolor que te seca las piernas
y que alivio resultan tus once sílabas
que leo en días como hoy, 
en los que me enfado con los desvelos que te atrapan.
Te pondré alas si tú me lo pides. 
Si consigo así bajar esta fiebre maldita
que hace estornudar a tus musas.
En los deseos que tienen que nacer
pediré que este cuerpo no se acostumbre a la mala costumbre de no verte.
Te vi y entonces te quise.
Te quise desde que te vi.
Aquí están esperando las calles que un día se abrieron para nosotros.
Asustados viven los fantasmas del pasado
y engalanados y dispuestos los balcones.
Equipado el dictado de mi risa
e indecisas las comas y guiones.

                                                   Teruel, una víspera de Nochebuena



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