Enredos de vidas transparentes, fugaces y pausadas.
Paisajes perpetuos que te invaden el cuerpo y se graban.
Soledades buscadas y otras encorvadas.
Retinas que te observan a escondidas por mirillas estrechas y arrugadas.
Tempestades y agravios que abruman y te ciegan el alma.
Lenguas frías, viperinas, cálidas y sensuales.
Huellas ásperas, suaves, serenas y movidas.
Continuos bailes revolotean a tu alrededor
y engalanan las amarillas aceras,
para que sientas, para que observes,
para que crezcas, para que aprendas.
He de aprender de tus sentidos para crecer
ResponderEliminarde tus olores para saber de la frecura
de la hierba verde y de la flor para nacer,
he de aprender de tus huellas para trazar
en la senda nueva un camino para recorrer.
A revolotear como mariposa sin alas y volar,
como hoja de otoño que lleva el viento,
como abeja que ahuyentan su enjambre,
y buscan que nadie quebrante su libertad.
A creer sin pensar en tus transparencias
y la claridad de los paisajes que nos muestras.
(Y por descontado, he de aprender a escribir como tú)